Acrílico sobre lienzo - 195 x 195 cm - 2019
Todo empieza con una amarga constatación: el plástico ha invadido nuestras vidas. El número de estudios sobre este desastre es incalculable. Esta plaga se ha vuelto tan incontrolable que ya se encuentra en todos los organismos terrestres en forma de microplásticos. Esta observación profundamente deprimente me hizo sentir impotente ante esta catástrofe.
Así que empecé a pintar una serie de cuadros sobre este tema, como una especie de válvula de escape.
El 7ᵉ continente es una realidad preocupante: una gigantesca acumulación de residuos plásticos flotando en medio de los océanos. Esta contaminación tiene un impacto directo en la fauna marina. Muchos animales ingieren estos residuos, llenando sus estómagos de plástico en lugar de comida, condenándolos lentamente.
Los efectos visibles son alarmantes. Peces con el vientre hinchado por trozos de plástico, tortugas deformadas tras crecer atrapadas en redes abandonadas, aves marinas con los órganos perforados por restos punzantes. Cada elemento de este desastre es testigo del impacto de la actividad humana en el medio ambiente.
Al representar a estos animales como víctimas de la contaminación, con sus cuerpos alterados e invadidos por los residuos, mi objetivo es poner de relieve este problema y concienciar sobre la urgente necesidad de un cambio.
Acrílico y acuarela sobre madera - 46,4×53 cm - 2019
Acrílico y acuarela sobre madera - 40×70 cm - 2018
La primera obra de la serie fue Polochon, el fiel compañero de Ariel, la Sirenita. Después pinté muchos otros cuadros con distintos animales marinos, a menudo tomados de la cultura popular, como Gary de Bob Esponja o Nemo.
Sin embargo, pronto me encontré con una gran contradicción: estas pinturas estaban realizadas en acrílico, que no es ni más ni menos que una forma de plástico. Por un lado, intentaba denunciar un problema, pero por otro, contribuía a amplificarlo.
Para remediar esta incoherencia, decidí buscar soluciones que me permitieran ser coherente con los valores que quería transmitir a través de mi trabajo.
Acrílico sobre lienzo - 100×100 cm - 2018
Acuarela sobre papel - 40×60 cm- 2021
Acrílico sobre lienzo - 70×50 cm - 2019
Acrílico sobre lienzo - 50×100 cm - 2019
Acuarela sobre papel - 21×29,7 cm - 2018
Temple al horno - diámetro 32 cm- 2020
Me propuse crear mis propias pinturas para comprender y dominar mejor su composición. En el curso de mi investigación, descubrí rápidamente muchas alternativas a los acrílicos. Experimenté con varias recetas, como la témpera de huevo, la pintura de harina e incluso la acuarela casera. A medida que me familiarizaba con estas nuevas técnicas, las incorporaba a mis nuevas obras.
A medida que investigaba y experimentaba, mis conocimientos sobre cómo se fabrica la pintura fueron mejorando, lo que me permitió prescindir casi por completo de los acrílicos. Poco a poco, mis técnicas pictóricas se hicieron coherentes con el mensaje de mis cuadros.
Témpera sobre papel - 30 x 42 cm - 2021
Témpera sobre madera - 100×100 cm - 2021
Sabiendo que los microplásticos, diminutas partículas de plástico formadas por la descomposición de residuos de mayor tamaño, se abren camino en la cadena alimentaria, afectando no sólo a las especies acuáticas sino también a los organismos terrestres, he optado por ampliar el alcance de mis representaciones artísticas. Como resultado, mi trabajo ya no se limita a representar animales marinos, sino que ahora incluye toda una variedad de criaturas vivas.
El plástico es una plaga que se encuentra en el agua, el aire, el suelo e incluso en nuestro propio cuerpo. Escapar de su presencia parece imposible, y el problema no parece que vaya a resolverse pronto.
Pintura de harina sobre hormigón - 2021
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